Música para que permanezca

Música para que permanezca
Música para que permanezca

Ser director de una Escuela de Música, requiere más que el conocimiento musical.

Sobre cuáles son los aspectos y cuidados entre iniciación, técnica musical y presentaciones  en público que debe tener un proceso formativo para ser sólido y coherente. Los procesos de formación musical  requieren más de lo que se logra en el aula.

Un proceso educativo que se dedique a la formación de prácticas musicales colectivas como las bandas de música y otros ensambles instrumentales y corales contiene básicamente en sus actividades de instrucción musical las etapas de iniciación a principiantes, el mejoramiento de la técnica de ejecución e interpretación y la preparación para muestras y conciertos.

Esas tres etapas deben ser mantenidas en proporción porque cuando se enfatiza en el entretenimiento entonces la enseñanza musical se reduce a una forma de ocupación del tiempo libre descuidando los avances y resultados técnicos; cuando el esfuerzo es dirigido hacia el repertorio entonces se corre el riesgo de desconectarse de las intenciones formativas, progresivas y duraderas; cuando los esfuerzos están orientados a la presentación en público entonces se sacrifica la inclusión de nuevos integrantes y se separan los deberes de la formación musical.

Se entiende entonces que si se trata de un proceso de enseñanza se requiere constituir un equilibrio. Que los apoyos, planificaciones e inversiones se encaminen equitativamente hacia la iniciación y el disfrute de la música, hacia la cualificación de los aspectos técnicos musicales y hacia la construcción de espacios para la proyección o circulación.

Además de la proporcionalidad y balance en las etapas de la enseñanza musical es necesario procurar permanencia en el tiempo y enraizamiento en la comunidad donde se implementa. Impulsar un proceso de formación requiere también una definición diagnóstica, esclareciendo: ¿cuál es el perfil del docente que enseña?, ¿Cuáles son los estudiantes para atender? ¿Qué se pretende lograr con ellos en lo musical y en lo extra musical? ¿De qué manera se articulan las actividades de las clases de música con las instituciones educativas de la comunidad? ¿Cómo se reconocen y aprovechan las oportunidades con otras manifestaciones musicales preexistentes en el territorio? ¿De qué manera se estimula la asociatividad de los padres de familia de los músicos? ¿Cómo se enfoca la participación de la organización de padres hacia la solución de aspectos logísticos, normativos y funcionales de la escuela?

Como en la figura de una pirámide la principal fuerza a invertir en un proceso formativo debe ser a la base que es la iniciación y la cualificación técnica pero también lo es la articulación con la comunidad; la construcción de procesos sociales debe suceder desde el pueblo hacia el escenario. Impulsar de esa manera el proceso hace que la expectativa depositada en el producto escénico tenga un resultado espontáneo según lo que se invierta en la formación.

Para consolidar el proceso formativo deben implementarse estrategias de articulación con la empresa privada, la administración municipal y otras instituciones presentes en el entorno; generar vínculos con otras áreas de las artes, conformar y participar activamente de redes y consejos que hagan parte de la formulación de planes y de la vigilancia de su implementación y realizar alianzas con otras instancias del estado, Universidades y ONGs.

No se trata entonces de que un proceso formativo musical se comporte como una isla sino como una oportunidad para generar contextos que además de activar la música logre enraizarse, permanecer y crecer como un organismo conectado. Liderar procesos de formación musical requieren entonces no solo del conocimiento de los aspectos técnicos musicales  sino la faceta de gestión y la disposición a estar en actividad para lograr estar al tanto de lo que sucede en convocatorias de proyectos, apoyos, acompañamientos y financiaciones y de aprovechar los espacios de los encuentros, concursos y festivales para estar al día de la evolución de la didáctica, los repertorios y la organización comunitaria.