011. Cómo perder peso mental y emocional

011. Cómo perder peso mental y emocional
Cómo perder peso mental y emocional
Son cada vez más escasos los momentos de tranquilidad mental, y eso se refleja en el cuerpo. La obesidad física y su relación con las preocupaciones. cuánta obesidad tenemos en nuestros pensamientos. Cuánto peso de más. Cuántas preocupaciones adicionales están nublando nuestras emociones.

Hola. Mi nombre es Luis Carlos Moreno Cardona y te doy la bienvenida al podcast Aulamusical: Pensamiento musical, innovación y crecimiento. Me complace que estés escuchando este podcast. Es el episodio número 11.  Realizado desde Medellín, Colombia.

Para comunicarte conmigo lo puedes hacer buscando mi nombre o con la palabra Aulamusical, en la red social que prefieras y también a través del sitio web www.Aulamusical.com

Soy músico y publico temáticas musicales pero los episodios con números impares van dirigidos para el público en general, de esa manera en el episodio uno hablamos de todo lo que podemos aprender de "la primera vez"; En el episodio cinco hablamos de "A qué llamas amor"; el episodio siete lo llamamos "En la ritualidad o en la soledad"; el episodio nueve lo llamamos "Planear y hacer realidad los propósitos". Este es el episodio once.

En la aplicación Cast box Alan el colmo, comentó mi episodio número nueve diciendo: "Excelente forma de ver el propósito desde la interiorización, hasta la exploración y las herramientas para lograrlos". muchas gracias Alan por acompañar esta aventura de comunicarnos a través del audio.

Hoy voy a hablar de "perder peso en el sentido emocional y mental". Este episodio puede ser de interés tanto para personas delgadas como las que se consideran obesas. A qué llamo persona obesa? A aquella persona que por sí misma considera que algo le sobra; que algo le pesa en su interior más de lo que pudiera cargar tranquilamente. Existen obvias asociaciones que plantean que la obesidad del cuerpo es un asunto genético, o neuroquímico, metabólico, celular, hormonal, pero en este caso me propongo abordar el aspecto psicológico, social y cultural.

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No soy dietista, aclaro. Soy músico; y por lo que experimento cuando escucho la música que me gusta siento el impulso de compartir ese bienestar y desear que otras personas se sientan como cuando escuchan su canción favorita, que les reconforta.

La modernidad y sus afanes nos han robado esa comodidad emocional de vivir como si estuviéramos escuchando nuestra canción favorita.

Son cada vez más escasos los momentos de tranquilidad mental, y eso se refleja en el cuerpo.  El aumento de volumen corporal no es un problema la mayoría de los casos, pero la ansiedad, la angustia casi psiquiátrica hacen que la obesidad del cuerpo se convierta en un problema que empeora.

¿Quién nos da una dieta para nuestras emociones? quién nos da una dieta para nuestra tranquilidad? quien nos da las medidas perfectas para las curvas del bienestar interior, quién nos dice cuántos kilos debemos perder de preocupaciones?

No me propongo plantear en este episodio un método para adelgazar el cuerpo sino plantearte un poco de tranquilidad con respecto a bajarle peso a las preocupaciones mentales y emocionales. La tranquilidad puede aportar a bajar de peso físicamente pero si no lo logras al menos estaremos más apacibles y amigables con nosotros mismos desde lo mental y con una mejor imagen de nosotros.

Cuando se habla del cuerpo es muy fácil para el instructor de un gimnasio decir "Mire, le sobra esto aquí, es la misma facilidad también para el cirujano estético decir "Mire le falta aquello allá, y se establecen unas competencias para luchar contra el cuerpo y verlo como el enemigo.

Al estar diciendo esto me debo hacer la propia reflexión de por qué a veces al armonizar una canción me comporto como un cirujano plástico o un instructor de gimnasio, porque se me hace muy fácil juzgar a la canción decidiendo si le sobra este acordé aquí y le falta un acorde allá. Pero me queda la tranquilidad de que con esto no estoy manipulando el bienestar de alguien.

Creo que esto de ponernos a pelear con el propio cuerpo no es del todo algo nuevo, apenas estamos saliendo de la época de considerar desde lo religioso al cuerpo como algo impuro, como un enemigo del espíritu.

Con el aumento de la tecnificación de los medios de comunicación y la forma como se transmite la imagen y el video, que viajan a toda velocidad y en enormes cantidades con alusiones o propuestas de lo que se ve "bien" y lo que "no se ve bien". Esto ha generado que muchas personas se sientan excluidas estéticamente y esto obviamente golpea más duro en la parte emocional.

Hablar del alimento como "pecado", como un generador de culpa es algo que suena muy religioso. Y para ser "fieles" a este punto que propongo de verlo como algo religioso agrego que si algo es  delicioso entonces se considera como un "pecado" y luego de "pecar" entonces alguien se merece el "castigo". El castigo es rechazarse. Eso es lo que hacemos diariamente.

Ingresar a un buscador de internet a buscar "perder peso" da infinidad de titulares  que ofrecen alusiones con la comida: Come esto; no comas aquello; haz estas rutinas deportivas; consume estas sustancias; suprime estas otras. Por ejemplo el caso de la grasa: ¿sabias que hay grasas buenas y hay grasas malas? Sabias que  si te vuelves enemigo de la grasa y dejas de consumir grasa entonces  tu cuerpo  empieza a guardar grasa?

Engordar desde lo físico es un mecanismo de supervivencia. Seguramente habremos escuchado esto de diversas maneras. La grasa es una reserva energética para los periodos de tiempo en que no se consume el alimento. Pero a esta afirmación le surgiría  la contrariedad de por qué un indigente (persona sin techo) no es obeso; aún cuando está expuesto a malos hábitos de lo que come y a periodos de tiempo sin ingerirlo.

¿Y si lo que sucede en nuestro cuerpo no es acumulación de energía sino de algo que desde lo mental estamos acaparando? ¿Y si lo que primero tenemos es una obesidad mental, una obesidad emocional? Algo que tenemos acumulado, algo que tememos perder desde lo económico, desde las relaciones, desde la imagen ante los otros, desde lo afectivo, desde los sueños o aspiraciones… Algo que queremos acaparar.

Si lo que tememos perder no es energía sino algo que proviene desde la mente, las emociones o los anhelos, entonces el sobrepeso es también un asunto mental.

La universidad de Minnesota y de Columbia se atribuyen un estudio en el que se concluye que al menos dos cenas en familia a la semana, contribuyen a disminuir la obesidad. Esto salió publicado en The Journal of Pediatrics. De este punto de vista deduzco entonces que quien come tranquilamente con su familia al menos dos veces a la semana; está fortaleciendo seguridad, vínculos de aceptación, de compañía. Entonces se nutre bien. No acapara ni teme perder nada. Comparte.

Se nos ha dicho que dormir al menos ocho horas diarias permite bajar de peso. Se argumenta porque el cuerpo está diseñado para dormir de noche y estar alerta en el día. Se dice que mientras más tiempo permaneces despierto entonces más comes. Quien duerme más come menos. Pero de acá también podemos pensar que quien duerme más, lo puede hacer porque vive mejor, y por ello duerme más porque no tiene ansiedad, no tiene prisa, cuando sabemos que el mundo puede marchar por sí solo sin nuestra "prodigiosa" intervención.

Se dice que reducir el consumo de comida chatarra o con procesos industrializados excesivos puede reducir el peso y que los países con más industria son curiosamente los que más problema de obesidad presentan. La explicación a estas estimaciones, fueron expuestas por el Foro de Salud de Reino Unido en colaboración con la Oficina Regional de la OMS para Europa, en donde se expuso que la relación con la obesidad se encuentra en el modelo económico.

Pero ¿quién consume más comida chatarra?, la persona que va de prisa, que no tiene tiempo, que tiene pereza de tomarse el tiempo suficiente o que simplemente no tiene el tiempo suficiente.

Las personas no tienen tiempo porque han trasladado las prioridades de tiempo del día a otras cosas, es así de simple. Al trabajo, la tecnología, las multitareas. Por ello el momento de comer, aunque sea con los manjares más nutritivos, si se consumen de prisa resultan igualmente un desperdicio nutricional.

La persona también puede excederse en el consumo de alimentos con procesos industrializados porque vive en regiones altamente influenciables por la publicidad excesiva. Y la publicidad cuesta, y porque cuesta la publicidad la pagan solo los que procesan comestibles rentables y se ha hecho rentable lo menos nutritivo porque puede producirse en serie y a menor costo.

La depresión y la ansiedad pueden hacer que a veces se pierda el apetito y por ahí derecho se pierde peso temporalmente, pero la mayoría de las veces la depresión y la ansiedad hace que la persona quiera resolver su estrés comiendo.

La sed se confunde con hambre. Sed de agua. Hambre de alimentos. Sed de seguridad emocional, afectiva, seguridad física.

Nos queda entonces revisar cuáles son nuestras principales preocupaciones; cuáles son las ideas que más frecuentemente dan vueltas en nuestra cabeza y resolver esos pendientes. Mientras haya ansiedad en los pensamientos habrá ansiedad al momento de ir a la mesa o habrá  insomnio al momento de ir a la cama.

Lo que me parece interesante resaltar en este episodio es que nos pongamos a revisar cuánta obesidad tenemos en nuestros pensamientos. Cuánto peso de más. Cuántas preocupaciones adicionales están nublando nuestras emociones.

Pagar las deudas, cumplir con compromisos adquiridos, destacarse más que la persona que vive al lado, destacarse más que el contacto de la red social, porque pasea más, porque sonríe más... La ansiedad de que en el empleo hay que producir más, hay que dar más rendimientos. Esa obesidad, esa ansiedad con kilos de más no se menciona tan frecuentemente. El autorrechazo y la acaparación de temores es un sobrepeso.

Si nos ponemos a ver la mayoría de posibles soluciones a la obesidad del cuerpo encontramos lo siguiente que nos puede servir para la mente y para el alma:

Tomar más agua: significa estar más blandos, significa comportarnos más flexiblemente ante las circunstancias del día, porque el agua representa tranquilidad, limpieza, adaptabilidad. Eso es tomar más agua.

Masajes: los masajes significan quererse, acariciarse más. Abrazarse más, aportarse distensiones, aportarse soltura.

Tomar té: Es sinónimo de calmar la ansiedad, dedicarse momentos en calma, a solas; darle una pausa a las prisas, dedicarse a observarse y aceptarse.

El Baile: Significa que cuando estás bailando te gusta, ya sea porque lo hagas con esa persona que admiras. Esos pensamientos son adelgazantes para el alma. Esas emociones. El baile también puede suceder a solas. La persona que se acepta y que tiene buena relación con su cuerpo confía y disfruta de la forma como se mueve su cuerpo; disfruta y se relaja con sus movimientos.

Seleccionar lo que se come Se refiere a tener la opción de elegir lo menos malo. Esto se refiere en todos los sentidos.

La calidad de lo que se ingiere. No todo lo que proviene del exterior conviene. leer un titular de un medio de comunicación y ver el resentimiento que hay en los comentarios abajo del artículo. Entrar a una red social y ver la carga de emociones encontradas de pesimismo, de violencia, de rencor. El comentario que nos daña el ánimo proveniente de un compañero de trabajo o de estudio; de una amistad. No es conveniente comernos todo eso, no es conveniente tragarse el orgullo, el resentimiento, el rencor.  hay que seleccionar lo que nos comemos. Esto  alivia la ansiedad.

El ejercicio como simulacro de actividades que el cuerpo hacía en otros tiempos. Cuando las personas eran felices. Cuenta la historia. Había pocos medios de transporte y los emoticonos con cara de besito o de ojos con corazones se entregaban en persona. Había que caminar varios kilómetros a la semana o diarios para desplazarse de la casa al estudio, de la casa al trabajo, de la casa hacia el lugar de la persona amada. Había más kilómetros de recorrido a pie y menos preocupaciones

El ejercicio como remplazo de los oficios físicos de nuestros padres o abuelos, quienes con el uso de herramientas procesaban la tierra o la ganadería, la cacería. Entrenaban sus músculos cada día y sin importar lo que comieran. Había grasa en exceso, lo aseguro, pero sus cuerpos  estaban delgados y sus mentes livianas.

El ejercicio como forma de dedicarse tiempo a uno mismo, a escuchar un episodio de podcast, a escuchar música; estar en silencio permitiendo que los pensamientos salgan a recreo mientras hacemos deporte.

Para mi el deporte es sinónimo de sacar la mente y el cuerpo a pasear.

Una dieta es sinónimo de hacer por uno mismo lo que nadie más puede hacer por nosotros. La dieta es un ejercicio personal, nadie come por ti. Nadie hace ejercicio por ti, es una actividad personal.

Entonces es bueno hacernos una lista de aquellas cosas que nadie más puede hacer por nosotros. Una lista de cosas que para que sean posibles requieren apenas de nosotros mismos: como valorarse, aceptarse, perdonarse, celebrarse, soltarse, preocuparse menos, sonreír más; ese tipo de cosas cada quien las debe realizar por sí mismo. Eso significa una dieta, emprender más hábitos de cosas que solo cada persona puede hacer por sí misma.

Cada quien decide qué pensamientos acumular, si los buenos o los malos; cada quien decide qué sentimientos alimentar si los buenos o los malos; cada quien decide qué acciones realizar si las que le dan tranquilidad o las que se la quitan.

No es tan simple como decir que tenemos unos kilos de más. A veces es solo un asunto de considerar que tenemos opiniones de más, consejos de más, prejuicios de más, sobrepeso, de culpas, de auto castigos; de temores.

Cuando armonizo una canción procuro que haya unidad en el estilo de la canción que no haya adornos extravagantes simplemente por impresionar a otros músicos. Cuando recién aprendía armonía, que me gustaba desde los trece años de edad, procuraba saturar cada vez con más notas y acordes, es decir me encontraba en el barroco de mi formación musical. Con el tiempo he venido aprendiendo que los acordes, las armonías, los acompañamientos deben estar en su justa medida, sin más peso que el necesario pero dentro todo ello debe ir según mi estilo personal.

Eso mismo debe funcionar en la vida, encontrar el estilo, aceptar el estilo, navegar positivamente sobre lo que somos y liberarse de lo que sobra. Es más, liberarse  y liberarse mentalmente hasta liberarse de la idea de que algo sobra.

Espero haberte brindado información que te genere inquietudes para que consultes más sobre el tema de este día. A las personas que interactuaron conmigo a través de las redes sociales les doy muchas gracias.  Incluso sus aportes hacen parte de lo que se logra de este estilo que estoy proponiendo con el podcast Aulamusical.

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Mi nombre es Luis Carlos Moreno Cardona, estamos pendientes de seguirnos encontrando en el próximo episodio.

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