Resolver los problemas de ritmo como solista o en el ensamble musical
¿Cómo perfeccionar las interpretaciones musicales de solista o en conjunto? Adquirir la disciplina de entrenar rítmo, puede ser un factor muy importante.
El ritmo es un elemento fundamental. Está presente en la forma en la que hablamos, el estilo de caminar, la respiración, la circulación sanguínea y, obviamente, se encuentra en la música como factor indispensable de la sucesión ordenada de lo sonoro. A medida que la música occidental popular se ha ido impregnando de las exigencias académicas y su “perfeccionamiento”, ha venido siendo cada vez más importante la precisión rítmica. En este sentido, una ejecución musical puede llegar a clasificarse como deficiente y puede afectar la imagen profesional de quien la interpreta.
Siendo conscientes de lo anterior y estando de acuerdo en la importancia del ritmo, es frecuente encontrar descuidos en la cantidad de tiempo que se invierte en las clases de estudiantes de música o en los ensayos de un solista o ensamble musical. Se presta atención al ritmo solo cuando es ya problemática y evidente la dificultad, pero no se incorpora la práctica constante de estrategias que lleven a obtener precisión rítmica.
Se puede echar mano de muchas estrategias para fortalecer las destrezas rítmicas. Se puede conseguir folletos que contengan ejercicios de ritmo, incluso en el mercado se puede comprar libros sobre ritmo (sin notas, solo ritmo y silencios) o con un software de edición de partituras es posible construirse el propio material.
Desde lo pedagógico es importante asegurarse de desarrollar una estrategia en la que las prácticas de ritmo conduzcan gradualmente a resolver por anticipado las dificultades que pueda incluir el repertorio que se está trabajando o el que se desea abordar en el futuro.
No es conveniente tratar los problemas rítmicos de cada pieza musical por separado solo cuando se tiene la necesidad. Debe haber un propósito constante de actividad con un material rítmico que desarrolle la destreza general de quién desea perfeccionar su desempeño músical. No se trata de un aprendizaje de ritmos por imitación, escuchar y repetir; si fuera así, esto llevaría a estar remendando y pegando vendas tras cada nueva dificultad. Por eso es mejor mantener una práctica de estudio consciente que además de reproducir ritmos, también permita desarrollar la capacidad de raciocinio y comprensión.
Como cualquier habilidad musical, el aspecto del ritmo requiere una dedicación regular y debe convertirse en un componente importante de cada ensayo. Pero esta no es la única estrategia; combinar el entrenamiento del ritmo durante la ejecución del repertorio no funciona tan eficazmente como cuando se estudia solo el ritmo por separado. En otras palabras, aislar el ritmo y estudiarlo con uso de palmas, pronunciación de sílabas en voz alta, haciendo el pulso o incluso con subdivisiones rítmicas en los dedos. La atención debe centrarse en estos espacios separados para comprender el ritmo puro sin tener que lidiar con la producción de notas, la entonación o la articulación.
Para emprender esta disciplina del estudio rítmico es importante comenzar con esquemas simples y que avancen progresivamente en exigencia que puede ser por nuevas figuraciones o aumento del tempo del metrónomo. En este caso es mejor empezar más lento y siempre obteniendo aciertos que empezar a tempos rápidos y recaer en errores. Es conveniente proponerse una medida diaria, ya sea definiendo una cantidad de ejercicios o un número de páginas; o la cantidad de tiempo. Los logros de cada día deben registrarse en una libreta.
Cuando fui director musical, enseñando a niños y jóvenes de un ensamble en banda de música (Concert wind band), implementé una competencia lúdica, en una pared del aula de clases estaba publicada la lista de estudiantes y el número de ejercicios de ritmo al que avanzaba cada día en un folleto de ritmo que construí. Esta publicación representaba una campaña para que el grupo se mantuviera en un nivel similar de avance con aquellos ejercicios que estaban diseñados según el nivel del repertorio.
La evaluación del nivel de desempeño es importante. Conocer el nivel de cada miembro del ensamble es también muy importante. Si un músico no puede aplaudir y contar el fragmento asignado con éxito, hay que establecer estrategias individualmente hasta que a la persona el adquiera el nivel del conjunto. Así se establecen estrategias de homogeneización que se reflejan en la calidad de lo mostrado en escena.
Al asumir un enfoque proactivo para resolver los problemas de ritmo, los estudiantes adquieren un enfoque integral para descodificar los ritmos por su propia cuenta; la mejora es casi instantánea. Se nota hasta en las rutinas de calentamiento antes del concierto. Al desarrollar la capacidad de reconocer los ritmos con silabación rítmica, con subdivisión de la unidad del pulso, los estudiantes adquieren una independencia que se transfiere de una obra a otra. Una de las consecuencias es la mejora de las habilidades de lectura a primera vista, lo que permite llegar ma ensayos más productivos y a un nivel musical más 'competitivo' o 'profesional'. En lo pedagógico el impacto va más allá, con toda seguridad la disciplina y la perseverancia proporciona al músico conceptos y habilidades que le llevan mucho más allá de su faceta musical. Impacta entonces su capacidad para resolver problemas y actuar de manera independiente y planificada.
Posibilidades de práctica
- Leer rítmicamente con una sílaba en la voz
- Mientras se lee con la voz, la palma de la mano marca el pulso sobre el muslo o sonando palmas.
- Subdivisión rítmica pulsando los dedos sobre una mesa o sobre el muslo mientras se lee el ritmo
- Diseñar patrones rítmicos para las manos mientras se lee en voz alta.
- Escuchar repertorios similares en estilo.
- Transcribir ritmos de repertorios similares a los que se están estudiando
- Cada nueva obra o del paisaje del repertorio, con retos rítmicos, estudiar desde un tempo muy lento, hasta aumentarla progresivamente al tempo original.