Saúl

Saúl
Saúl: El Canto de la Memoria

En los años 60 Un joven de unos veinte años se construyó su propia casa con paredes de barro y techo de paja, muy cerca a la corriente de agua de la cañada en donde incluso ha visto OVNIS..

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Saúl de Jesús Arboleda Atehortúa
Edad: 76 años.
Nacido en 1945

Ha vivido toda su vida en La vereda la Bonita.

El viaje desde su finca hasta la parte urbana de la ciudad dura una hora y 30 minutos, o casi dos horas a pie. La madre de Saul llegó de Angostura y su padre del municipio de Guadalupe, conformaron una familia muy numerosa y todos los hijos se dedicaron a la agricultura en el campo.

Sus padres se ubicaron en esta vereda, La Bonita desde 1942 para trabajar en la finca del señor Ángel Pérez, padre de Augusto Pérez, exalcalde de Gómez Plata.

Los Pérez tenían tres fincas de caña de azúcar, ganadería y agricultura. Ese territorio sumaba unas 1200 hectáreas. Saúl Se casó a los 22 años de edad con su esposa de 16 años.

Hizo su casita en la misma vereda en 1967 con muros de bahareque y con techo de paja, en la ladera de la montaña y muy cerca de una corriente de agua.

“Cuando yo estaba preparando esa tierrita nos encontrábamos pedacitos de barro como platitos u olletas, muy bien pulidas, muy bonitas, uno no tiene más qué pensar sino que fueron antigüedades de los indios.

Los muros de bahareque que hizo Saúl para su casa son de un grosor de 20 centímetros. Él nos describe ese proceso de construcción de la siguiente manera: Se hace una enjaulada de madera y dentro de este entrecruzamiento se deposita tierra. Cualquier tierra sirve, pero es preferible la amarilla. Se quitan las impurezas, se moja y se amasa como barro y se aplica dentro de el enjaulado de madera. La altura de las paredes de los muros es de dos metros y medio, cuando la tierra está seca y empieza a agrietarse, se añade una capa adicional llamada "embuñigada", que es una mezcla de estiércol de caballo con más tierra, esta capa se agrieta menos. Cuando el "embuñigado" se seca, se aplica la "blanqueada", que consiste en pintar las paredes con cal.

“No había electricidad, no había gas, ni radio o televisión, la comida había que hacerla a pura leña”. La electricidad llegó 25 años después. en 1982.

Entonces empezó a sintonizar la radio de cuatro bandas donde sintonizaba la única cadena radial llamada radio sutatenza. “Escuchaba programas de música, salud, religión y agricultura”

Cuando un campesino juicioso y trabajador no tenía finca propia, se podía poner de acuerdo con un propietario, plantar, cuidar, cortar la caña, y las ganancias de lo producido se dividían por mitades entre el dueño y el “cortero” que cuidaba la cosecha. Saúl trabajó en estas mismas fincas durante unos 35 años mientras fueron propiedad de la familia Pérez, y se dedicó a trabajar con la caña de azúcar y todos los procesos de producción de panela.

Saúl nos dice que para hacer la “rocería”, es decir, quitar las malas hierbas de un campo y prepararlo para la siembra, lo primero y más importante que tenemos que aprender es a no herirnos ni cortarnos con la herramienta. Después tenemos que recoger toda la vegetación que ha sido arrancada, y encallarla o quemarla como forma de abonar y preparar la tierra.

Para sembrar la caña se procede poniendo trozos o colinos en la tierra. Hay que fertilizar el cultivo y desyerbar cada trimestre, para retirar las malas hierbas del cultivo. Cuando la caña está "jecha", es decir, en su punto óptimo de maduración, se corta, se recoje y se transporta en mulas para llevarla al lugar de molienda, el trapiche.

En 1968 llegó una mujer de Estados Unidos, que trabajaba con "Cuerpos de paz" y enseñó el proceso de abono químico para lograr más rendimiento en los cultivos. Saúl recuerda que sin abono químico su tierra rendía hasta once cargas de panela. Una carga son dos sacos llenos de panela. Pero con la nueva práctica de abono químico, ese lote de caña pasó de producir once cargas de panela a 65 cargas de panela. Esta forma de cultivo generó una fiebre en la región por producir grandes cantidade s de panela.

En esa época de abundancia empezaron el calendario de moler martes, miércoles, jueves y viernes.

Saúl arreaba unas siete mulas cargadas de panela, para llevarlas hasta las tiendas del pueblo. Esto sucedía todos los días desde el miércoles al domingo hasta lograr llevar las 50 cargas que se producían cada semana.

El proceso de acoplar dos sacos llenos a una mula tiene su particular técnica. Cada saco contiene unos 48 pares de panela, y pesan unas cuatro arrobas. El proceso de amarre debe ser cuidadoso, Esto nos explica Saúl. “Se apareja la mula, se le pone lo que llaman el sudaderito, el aparejo, se encincha bien y se asegura bien el pretal, la retranca y los dos bultos se lían para armar la carga, se asegura, bien liadita, va la sobrecarga para apretar para cinchar, el bozal y queda listo el viaje para el pueblo”.

La primera vez que se siembra un campo con caña, pueden pasar unos 20 meses hasta el momento de cortar los primeros tallos. La base de la planta se deja intacta y al cabo de un mes empieza a brotar de nuevo y al año siguiente se hacen los siguientes cortes de más caña. Este proceso se repite 15 o 20 años con la misma planta.

Cuando se corta la caña para llevarla al molino no pueden pasar más de cinco días antes de molerla sino esta se avinagra.

En el trapiche hay un molino para moler la caña, una gran rueda que se hace girar con la fuerza de corrientes de agua.

Cuando se hace la molienda en el trapiche se necesitan varias personas, cada una de ellas con tareas muy importantes. “Está el metecaña, el bagacero, el mingo, que es el que recoge la caña y el bagazo, el que atiza, el contornero, el hornero, el pesador de panela, el que bate la miel y pesa la libra y el que envuelve la panela para almacenarla. Son por lo menos diez personas”.

Para entender este proceso, hablemos del bagazo. Es el tallo exprimido sin jugo. Es el residuo de la caña después de pasar por el molino. El bagazo se almacena y se seca y se utiliza para el mismo encendido de los hornos que dan calor a las pailas donde se cocina la panela. La persona encargada de llevar el bagazo hasta cerca del horno se llama bagacero.

El atizador es el encargado de introducir el bagazo en la boca del horno para calentar un total de siete u ocho pailas.

El hornero y el contornero usan una gran cuchara para mover el guarapo entre las pailas, esta cuchara se llama remellón y puede contener unos cinco litros de miel.

En el proceso de molienda de la caña, ésta pasa por los rodillos o mazas del molino para extraer el jugo de los tallos. El líquido se llama guarapo, y los restos de los tallos se llaman bagazo. El guarapo se somete a tres procesos para purificarlo, que son la limpieza previa para eliminar los sólidos, la clarificación, que comienza a realizarse cuando el guarapo ya se está calentando, y el proceso de encalado, que consiste en añadir cal para aumentar el pH cuando la miel está hirviendo y realizar la última etapa de limpieza... Se revuelve y se retira la espuma o cachaza... y así la miel sigue hirviendo y pasando por las pailas en un proceso conocido como punteo y batido. Todo esto sucede hasta llegar a la consistencia espesa a punto de servir en el moldeado y porciones de panela que conocemos en el mercado.

Cuando la caña se corta y se almacena puede ocurrir algo particular. Corre el riesgo de avinagrarse y producir un guarapo parecido al vinagre.

Esto ocurre porque han pasado muchos días desde el corte de la caña hasta el día de la molienda, o porque se moja en el lugar donde se ha almacenado, o porque se ha sobreexpuesto al sol después de ser cortada.

¿Qué pasa entonces con un guarapo vinagre? Existe una panela conocida como "melcocha". Ese es el tipo de resultado de la producción con las cañas que han sido avinagradas. Esa panela no parte fácil, sino que queda un poco pegajosa.

Hay otro producto derivado de la producción de panela que es el “blanquiado” es algo duro como la panela pero de color blanco. Para prepararlo se saca miel negra de las pailas se riega sobre una superficie y al enfriarse queda pegajosa, “tiruda” y se recoge y se estira en un garabato, jala envuelve, jala, envuelve en el garabato… hasta lograr el color blanco y se le agregan esencias.

Las instituciones bancarias comenzaron a ofrecer créditos a largo plazo, fomentando la siembra de caña de azúcar. Fue tanta la acogida que la abundancia de caña hizo que los precios de la panela bajaran mucho. Saúl antes vendía una carga a mil ochocientos pesos y 3 años después la carga de panela pasó a valer seiscientos pesos, Es decir, la tercera parte. Todos los cultivadores y productores terminaron endeudados con las instituciones bancarias.

Los pequeños y grandes propietarios empezaron a abandonar la siembra de caña de azúcar... Solo les quedaron las deudas.

Saúl tiene excelentes relaciones con los vecinos. “por acá es muy difícil ver que alguien tenga un conflicto”.

"Cuando la televisión en blanco y negro llegó a la vereda fue como un lujo. En la misma casa se reunían hasta cuarenta personas, los viernes por la noche a sintonizar la telenovela "la fiera", después la tertulia continuaba, tomaban café y se quedaban hasta casi la medianoche antes de salir cada uno a sus casas de la vereda.

En 1984, cuando dejó de ser rentable trabajar con la actividad de la caña de azúcar, se afectó la economía de Saúl, y decidió viajar para trabajar en empresas de construcción con tareas muy diferentes a las de la agricultura. Se dedicó a trabajos de obra civil con centrales hidroeléctricas y túneles en los municipios de Angostura, Guadalupe, San Carlos.

Su nueva vida tan distinta a la agricultura, fue una temporada muy dura, casi todo el tiempo estuvo en túneles y en montajes de tuberías a presión, trabajando con soldadura, con pulidora, con turnos de doce horas y esperando 15 días para ir a visitar a su familia.

Saúl salía del municipio de San Carlos el sábado a las 2 de la tarde para llegar a su finca a las 11 o 12 de la noche y al día siguiente por la mañana volver a las empresas a hacer el turno durante otros quince días.

A veces tenía que tomar el camino hasta su finca con la luz de su linterna y en medio de tremendos aguaceros. “Pero es que voy para mi casa porque tengo a mi familia en la vereda la bonita”.

En el año 2003 recibió una ayuda del gobierno con algo llamado “el plan Colombia” y obtuvo el apoyo para construir de nuevo la casa, esta vez con muros de ladrillo y un mejor techo.

Trabajó en todo lo que pudo. En obras de construcción en Medellín, estuvo en las obras de MetroPlus, en obras de carreteras y en obras relacionadas con proyectos hidroeléctricos.

Recuerda Saúl los trabajos en empresas, una carrera para coger el autobús, una carrera para desayunar o cenar, una carrera para trabajar, un peligro constante en el trabajo. Esta forma de trabajo le ayudó a pagar sus deudas y alimentar a su familia.

En 1992 uno de sus hijos estaba en el ejército. Ese tipo de servicio militar obligatorio de los jóvenes tiene una duración de año y medio. Pero faltando 38 días para terminar su servicio militar murió en Urabá.

Desde el año 2011 regresó para la finca, una especie de tranquilidad y descanso merecido luego de todos los años lejos de casa viendo a su familia quincenalmente.

“Regresó de nuevo a su tierrita, a su finca.”

“me amaño mucho aquí”

“la vida en el campo para mi es lo único porque la tranquilidad del campo no la tiene uno en ninguna parte”.

En el pueblo todos conocen a Saúl, por donde camina se encuentra amistades.

Nunca ha tenido vicios con el alcohol o el cigarrillo, y tiene una posición radical en contra del consumo de drogas “ 03:09:31 “mi papá me decía que el hombre no puede sostener un hogar y los gustos de la calle”.

Actualmente la finca de Saúl es de dos hectáreas y cultiva aún en ella para sacar a la venta algunos kilos de café o algún racimo de plátanos. Además tiene los frutales de borojó, naranja, limón, guayaba, mango tommy y guanábana que son para el consumo de la casa.

Siempre ha tenido una “bestiecita” como se le dice al caballo que lo transporta al pueblo.

Sale todavía cada ocho días al pueblo a comprar papa, arroz, carne, café para tomar, azúcar… y ahora también compra en el pueblo la panela.

De estos recorridos hay historias de camino. Una vez sucedió algo curioso: “Veníamos del pueblo Noe Ruiz y yo con el mercadito a las 3 pm y en el sector requintadero sentimos como si golpearan una olla de cobre con un martillo” “No pudimos ver más. pudo ser un entierro a mi me dicen que el oro se manifiesta haciendo ruidos. Los relatos sobre entierros de oro sí los hay”.

Siguiendo con el tema de experiencias curiosa s "recuerda que hace unos 45 años, a las 12 de la noche, escuchó desde la casa 200 metros arriba de la ladera un chillido similar al que hace un cerdo cuando siente el dolor de la muerte, y en menos de tres minutos escuchó que el chillido descendía por la quebrada y se perdía por el cañón. Dice que no es normal la velocidad con la que este posible animal habría avanzado tanta distancia en tan poco tiempo.

“ yo me quedé pensativo, qué pudo haber sido, será que sí existen cosas sobrenaturales?” Cuando los campesinos se levantan en la madrugada a preparar los alimentos que desean llevar para el viaje de trabajo, a esto se llama "despachar". Pues bien, hace 14 años a las 4 de la mañana…(ojalá lo pueda decir él) la esposa se levantó normalmente a "despachar" a Saúl y los sorprendió un resplandor extraño en el patio de la casa. Salieron a mirar y un aparato iluminado emanaba luces verdes y azules. Era un objeto fijo en el aire, como un dron, a unos 300 metros de altura. y no producía ningún ruido. Estuvo así unos 15 segundos y luego el aparato se movió en línea recta tan rápido que en 5 segundos se vio desaparecer en el horizonte. “El hombre mientras más vive, más ve y más aprende”.

Saúl nos cuenta que en la actualidad es muy difícil lograr que la finca sea viable con cultivos en general. Ya que los costos de los abonos se han incrementado en un 300% y no compensa al momento de la venta de los productos. Aún así en la región algunos vecinos siguen insistiendo en subsistir con la siembra de café, la panela y el ganado.

Cuando Saúl va a sembrar tiene en cuenta las fases de la luna. Sembrar en creciente sirve para que la planta crezca mucho más pero el fruto es de menor calidad, se utiliza esta época para sembrar árboles de sombra como cedros, laurel, nogales. Mientras que la temporada de la menguante se utiliza para que la planta salga más fértil y dé frutos de mejor calidad, esto se aplica por ejemplo a la yuca y el maíz.

Saúl recuerda que aprendió de sus padres a aprovechar los beneficios de plantas tales como azafrán para tratamiento de hepatitis, y otras plantas cocinadas en infusión con una herradura dentro de la olla.

Preguntamos por un fruto llamado guama que es una vaina enorme y en su interior tiene pulpa como un algodón dulce y Saúl nos dijo: “sí se siembra guamita pero se las comen los monos. Hay una variedad de tití. hay tres manadas cada una con aproximadamente 12 titís” Los animales que se ven en la región son la guagua, gurre, conejo, guacharaca, pechiblanco, felinos y el gulungo que es un pájaro que tiene el talento de construirse el nido colgante en forma de bolsa o mochila.

Y también hay “culebrita mapaná”. Es de color café, pecosa con unas marcas en forma de X. Cuando Saúl sale a los campos sabe tener cuidado de no pisarla. No ha sido picado hasta ahora por una serpiente pero la ha tenido siempre cerca.

Cuentan por ahí que el tratamiento para defenderse de una mordedura de serpiente consiste en matar a la serpiente, que la persona esté muy tranquila, aplastar la cabeza de la serpiente, atarla con un paño sobre la mordedura y se supone que con eso el veneno no se propaga.

Cuando plantaba árboles maderables, se encontraban hasta cinco mapanás cada día. No fueron atacados, pero una vez, a pesar de las botas de goma, un agricultor fue mordido por la serpiente y afortunadamente tenía afiliación al sistema de salud y fue enviado a la ciudad de Medellín como un caso de emergencia.

Otro riesgo con los animales de la zona es ser picado por el gusano “pollo”, que le gusta estar en los plantíos de caña y de café. La picadura es muy dolorosa, también cuentan de un antídoto casero para esta picadura que consiste en matar al gusano, extraer la visera verde y ponerla sobre la picadura.

Otro animal en la región es el cusumbo solo, un animalito de hocico largo, cola larga. Tiene mucha fuerza para cortar con las uñas que hasta parecen navajas.

“Este cañón se quedó solo, acá apenas hay cuatro tullidos” “Quien ha hecho resistencia ha sido mi persona”.

“unas veces suda comiendo otras veces come sudado”.

La vida ha sido subsistiendo, no con bonanzas económicas sino subsistiendo para alimentación y vestuario. “yo siempre he tenido en mente que lo que soy nunca lo escondo, si soy pobre nunca lo escondo, si tengo una enfermedad, no la niego, no me gusta decir mentiras”…

La familia es ya mayor, sus hijos se han ido. Emigraron. Viven en Santiago de Chile, en Santa Rosa de Osos y en Medellín. Actualmente, vive en su finca con su esposa y un bisnieto de 17 años.

“con mi familia he vivido muy bueno con nietos, bisnietos, pero a uno le toca vivir una variedad de vida”.

La felicidad más grande es su familia y hogar. Ha vivido con su esposa 53 años.

“Los hijos nos ayudan mucho, el uno, el otro, papá ahí te mando una platica, nos llega mucha ayuda de los hijos”

Actualmente, viaja con frecuencia a la ciudad de Medellín para realizar consultas médicas por un problema de neuropatía cerebral inflamatoria, una enfermedad huérfana que debilita su cuerpo y le hace sentir sueño y cansancio. Lleva seis años en tratamiento. Siente los pies fríos y entumecidos. Aunque duerma seis horas en la noche despierta sintiendo que lleva seis días sin dormir.

Actualmente, tiene un hijo que trabaja en la cuarta brigada de Medellín. Debido a esta situación, tiene acceso a la asistencia médica a través del hospital militar.

“Voy a ir donde mi hija a Santa Rosa a llevarle unos platanitos, ese intercambio de amistad, donde uno tenga más que hijos como amigos. Eso es infalible”.

“ usted recogerá de todo lo que siembre”

A sus 76 años de edad y con sus quebrantos de salud nos dice que piensa volver a montar su cafetal.

“Mis proyectos siempre son esos, que dentro de dos o tres años, si aún vivo, que digan: miren a don saul arboleda como tiene de bonito ese entable.

Esto es “El canto de la memoria”, un proyecto sobre el patrimonio inmaterial de Gómez Plata, realizado por Laura Moreno Montoya y Luis Carlos Moreno Cardona para AulaMusical. Apoyado por el Ministerio de Cultura.