Del muro de Margarita Peláez Mejía.
"El mundo está parando y nosotros seguimos corriendo. Maestros, no es tiempo de querer llevar el aula a la casa, de replicar el horario escolar cada mañana, de tareas y actividades infinitas, de PDF y capturas de pantallas, de sobrecargar, rellenar, completar, ocupar tiempos, pasar lista, poner nota, hacer examen. Compartamos la responsabilidad y entendamos la diversidad de cada hogar. No pasa nada si los estudiantes no aprenden todos los temas, que no vean algunos contenidos o que falten a clases. Sabemos realmente que eso no importa, no les afectará y que pronto se pondrán al día. Lo realmente importante es que salgan de este momento con un aprendizaje y una intención de cambio, de transformación. De preocuparse menos por sus intereses y más por cultivar una solidaridad planetaria.
Por fin entendimos que tenemos que digitalizar el proceso de enseñanza. Y que digitalizar no significa ponerse frente a una pantalla a hablar como si estuviera grabando, no, significa romper barreras de tiempo y espacio para tocar corazones y voluntades. No basta con sustituir libros por tabletas. Debemos aprovechar la reflexión para que la transformación sea real.
Ahora, hay miles de profesores, a la carrera pasando a digital actividades y ejercicios, buscando finalmente como es que funciona la plataforma online para el envío y monitoreo de sus estudiantes, como si eso sirviera de algo, y se pudiera hacer de una semana a otra, solo por cumplir un curriculum que ahora mismo importa poco.
Los estudiantes están nerviosos, muchos no comprenden qué pasa y otros qué pasará. (Nosotros, los maestros, tampoco lo sabemos y también estamos asustados). En casa no es fácil concentrarse, cuesta trabajar, estamos en ese aprendizaje. No tenemos la paciencia, no tenemos otros compañeros, no nos tenemos a nosotros.
Nuestro comportamiento ha cambiado, no podemos (ni debemos) salir de casa, no sabemos gestionar lo que sentimos y todo esto nos hace tener una sensación extraña. Educar lo emocional también es muy importante y también le toca a la escuela, lo hemos dicho siempre, pero ahora nos tocó aprenderlo y aplicarlo.
El mundo también nos está diciendo como maestros ¿Qué carajo estamos enseñando, por qué, para qué, ¿cuándo, ¿cómo, qué sentido tiene?
Seamos solución y no problema. Aprovechemos lo que está pasando para inculcar en nuestros estudiantes el mayor aprendizaje de sus vidas: la transformación.
Seamos una "escuela real” para la vida.
Ojalá, que nada vuelva a ser igual.
Adaptación del texto "escuelas del mundo"
¿Y tú que estás haciendo para generar una verdadera transformación personal?
Bonito amanecer".